CUANDO FRAGA IRIBARNE QUISO PROMOCIONAR TURÍSTICAMENTE L’ALBIOL (TARRAGONA)

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Un Proyecto para turistas “no vulgares”

Por José Fco. Marín

Fotografías: M.J. de Ahumada

Als germans Batlle i Bastardas per les facilitats donades per poder accedir els seus fons documentals familiar privats

A partir de los años ’60 del siglo pasado (s. XX), cuando ya el turismo masivo había invadido las costas españolas -sobre todo algún sector de las de Catalunya- siendo ministro de Información y Turismo, (gran amante de la “caza”), Manuel Fraga Iribarne (10 de julio de 1962-29 de octubre de 1969) desde el gobierno central de la dictadura se intentaron dos cosas. Primera, controlar que esta entrada “masiva” no pudiera ser aprovechada por aquellos que sembraban ideas y acciones contra el gobierno de Franco; segunda: poner un poco de orden en lo que se había convertido en un magma turístico de todos los colores, menos de lo que pudiera ser un turismo de calidad y mayor rendimiento económico. El año 1962 se publica por los técnicos de la Secretaría de ordenación Económico Social de la Presidencia del Gobierno el Estudio sobre un plan para la ordenación turística de la Costa Dorada, que contempla, entre otros, los siguientes temas:

  • Previsión del turismo receptivo hasta 1965
  • Repoblación forestal, jardinería, caza y pesca (de las zonas turísticas)
  • Obras públicas necesarias (en dichas zonas)
  • Rentabilidad (sobre todo, de un nuevo turismo de mayor calidad: “no vulgar”)

El 20 de agosto de 1962 se crea la Asociación Turística de la Costa Dorada.

(El fondo documental de las Delegaciones de Información y Turismo de Tarragona de aquella época ha sido depositado y se puede consultar en el Arxiu Històric de Tarragona)

El año 1964 la Subsecretaría de Turismo crea el Registro de denominaciones geoturísticas (BOE, 10 de abril de 1964, n.87) y con un mes de antelación, por la Orden de 21 de marzo, ya se habían dado las Restricciones y condiciones para llevarlas a cabo. Durante toda una década habrá una serie de proyectos (todos ellos cargados de intereses territoriales y de inversores buscando el beneficio) hasta que por los años 1974 y 1975 se configura las Zonas y pueblos de interés turísticos de la Costa Daurada: p.e. Tarragona, balcón del Mediterráneo

Este es el contexto, simplificado, de lo que, por estos años, se movió en el municipio de l’Albiol que ha llamado nuestra atención y que, al comentarlo, para contrastar documentación con realidad -como siempre- he provocado la sonrisa irónica y cariñosa de quienes lo vivieron y aún lo recuerdan con una filosofía que pudiera ser acertada: ¡Agua pasada no mueve molino! Continua llegint

Un graffiti a cincel y martillo junto al castillo de l’Albiol

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Castell de l’Albiol

Texto: José Fco. Marín

Fotografias: Derviche&Company

Tratamiento postfotográfico: María G.

Tal vez lo de “graffiti” del título me vino sugerido por llamar la atención del posible lector. Hoy en día el arte del graffiti -qué se debe considerar como “graffiti”- está bastante decretado por los entendidos, aunque ello mismo vaya, pienso yo, en contra de su íntima naturaleza, un arte libre, creativo en cada una de sus piezas y en busca de nuevas formas.Existen en la actualidad muy buenas historias sobre este arte reciente del “graffiti”, su génesis y la filosofía interna de estas pintadas/pinturas, esencialmente urbanas. La verdad de haberme tomado esa libertad en el titulo es que todos los entendidos coinciden en decir que uno de los antecedentes del actual “graffiti” son las eternas pintadas, inscripciones y dibujos anónimos en paredes, árboles y objetos que de siempre encontramos por doquier. Desde las inscripciones con faltas de ortografías en las paredes de las viejas tabernas de Pompeya, redescubiertas al hacer emerger el edificio de las cenizas del Vesubio (que, por cierto, tales frases sirvieron a más de un erudito para ir poniendo señales al camino que va del latín vulgar a las lenguas romances) hasta las más recientes pintadas en la pared del más inusitado edificio o lugar, o la pintarrajeada puerta más pudenda de cualquier retrete. ¿Por qué, pues, no iba yo a considerar como uno de esos antecedentes del graffiti esa frase esculpida a cincel y martillo en una de las rocas de la cima del castillo de l’Albiol? Si su autor, al grabarla sobre la roca, no pensó en el carácter “efímero” que según los entendidos debe conllevar un graffiti, el tiempo, la lluvia, el hielo y las ventadas del lugar están socavando su solidez. Continua llegint